Portada del artículo "ciencia y educación"

El gobierno de turno al mando del presidente Javier Milei ha tenido intenciones claras desde el principio de su campaña política: terminar con la casta política en la Argentina y que el pueblo argentino sea libre del yugo que los oprime. En aras de esta pretendida libertad se está terminando con el trabajo y la educación de miles de personas en nuestro país, condenando a una sociedad futura ignorante y desempleada. La construcción de un futuro para unos pocos se está gestando; se elige desfinanciar la ciencia y la educación.

El éxito de la campaña de Javier Milei se dió por algo particular, la elección de una sociedad cansada de un bipartidismo histórico que nunca ha dado soluciones y si las ha dado no han funcionado. La victoria de Milei habla de la decisión de un pueblo cansado: la mejor opción antes las mismas caras de siempre. Este cansancio representa una ventaja para el actual presidente ya que su imagen política histórica es nula y nadie conoce qué cosas ha hecho antes y podría volver a repetir erróneamente, incluso hoy en día ante un nuevo balotaje, Milei seguiría ganando porque todo lo que dijo que iba a hacer lo está cumpliendo.

La solución a los problemas financieros y económicos de Argentina no se resuelven desfinanciando la educación ni la ciencia ya que el país, gracias a estas, puede generar potencial y capital humano. Contar con profesionales capacitados es una ayuda para producir para la economía nacional, además de ser una apuesta por la ciencia y la educación nacional, que poseen grandes ventajas cualitativas frente a otros países. Una mejor posición a nivel mundial de nuestras universidades hace que tengamos prestigio y reconocimiento, esto ayuda a la obtención de recursos económicos y materiales. 

Sin universidades públicas los estudiantes no podrían realizarse como personas ni prosperar en su futuro, y este beneficio no es solo para los residentes argentinos, existen también muchas personas de países vecinos que vienen a estudiar a nuestras universidades y eso es un factor sumamente potencial para mejorar nuestras relaciones con los países hermanos y así generar un cruce cultural y educacional superador. 

El presidente muchas veces opina y cuestiona sin saber sobre cómo funciona la ciencia y la educación en la Argentina. Una de sus intervenciones más contundentes y erróneas fue durante el transcurso del programa “A Dos Voces”, donde mencionó el accionar ineficiente del CONICET y que el organismo se encontraba con demasiada cantidad de personal en comparación a la NASA, de Estados Unidos. Comparación errada, ya que el ente que se asemeja a la NASA, en la Argentina, es la CONAE.  El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), es el principal organismo de investigación y desarrollo científico y tecnológico a nivel nacional. Gracias a los profesionales capacitados por este organismo se han podido llevar al espacio los satélites Saocom en colaboración con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Esta última se dedica a la exploración espacial y a la aeronáutica. A diferencia de la NASA, la CONAE no posee tanto personal ya que el organismo de exploración espacial estadounidense tiene subcontratado a empresas como SpaceX, esquema que no se replica en la Argentina. Vale la aclaración de que estas colaboraciones con privados supone un incremento en el personal. 

Cuando hablamos de incentivar la educación pública y la ciencia no solo hablamos de llenar aulas o mantener a gente para que trabaje en el sector público, sino que también estas personas sean funcionales al sector privado, el mismo al que Milei defiende como responsable de la salvación. Si el sector privado no tiene personal calificado profesionalmente entonces nunca las empresas van a poder tener rentabilidad. La solución entonces está en el fortalecimiento de la educación y la ciencia pública, apostando al desarrollo y al conocimiento expansionista productivo, teniendo como meta agrandar el campo de científicos y estudiantes capacitados para trabajar, no solo profesionalmente en el Estado y poder hacer políticas públicas, sino que también para poder trabajar para empresas nacionales. 

La visión del país del presidente resulta contradictoria con sus anhelos: si su discurso es el progreso y el nacionalismo, está fallando al enfrentar la educación y la ciencia pública. Los antepasados liberales de “la generación del 80” con sus ideales de progreso y nacionalismo que Javier Milei defiende, fueron quienes apostaron por la educación pública en pos de la capitalización del conocimiento. Desde Sarmiento, el padre del aula, hasta Roca, el presidente que traería la civilización desde Europa. Aquella generación liberal autoproclamada como civilizatoria ante una barbarie que atentaba contra el Estado argentino ha sido quien le ha dado valor a la ciencia y a la educación nacional trayendo a profesionales de otras partes del mundo para poder educar y formar personas en nuestro territorio. 

Javier Milei no se da cuenta de lo importantísimo que es no desfinanciar la ciencia y la educación, los países que han crecido a lo largo de la historia son estados comprometidos con su cultura científica y educacional. Quienes hacen ciencia y educan no son planillas de Excel a las cuales pagarles un salario, son personas con familias que procuran por el bien y el crecer de su nación. No existe progreso en la sociedad si no es con la compañía del Estado y la libertad de poder estudiar y trabajar por y para la ciencia.

Es necesaria la presencia del Estado ya que, gracias a su soporte, se construye y se mejora el sistema educativo para que sea efectivo en todas sus estructuras y esquemas, ocurre lo mismo con la ciencia y todos sus organismos que posibilitan el crecimiento exponencial a nivel nacional e internacional. 

 

Guillermo Rivas. 

 

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