Revalorizar el encuentro en lo profundo

 Estamos en tiempos donde la ruptura de costumbres arraigadas crece a pasos agigantados, llevando a que el consenso social se esfume, y a que los conceptos morales se conviertan en términos acabados. La humanización de un otro se pierde, y es así como las prácticas de producción y consumo nos obligan a visualizarnos cada vez más como individuos atomizados, faltos de empatía y de solidaridad. Esta realidad nos lleva a comprometernos, y es por eso que desde Aleteo nos propusimos volver a darle al encuentro el lugar que se merece. 

 Encontramos en FerroWhite el lugar perfecto: la ex Usina General San Martín, hoy devenida en un castillo desmantelado, que desde su imponencia y su historia nos permitía construir una narrativa propicia que se sumaba a la propuesta espacial del terreno. Un contexto ideal para generar un evento donde la convivencia sea el punto de partida para demostrar que no somos tan distintos como creemos. 

 El castillo, además, se nos presentaba como una metáfora de lo que buscábamos transmitir. Un sitio tan enorme se representa a su vez como un símbolo de la soledad y el abandono, y por consiguiente del encierro y la separación. El mensaje era que sin importar de dónde vinieras, en el castillo desaparece el miedo al prejuicio y la comodidad de hablarnos a nosotros mismos: todos nos encontramos al desafiar su encierro.

 Con todo esto en la cabeza, nos metimos en esta locura tratando de aportar nuestro granito de arena a la cultura local. Lógicamente significó una vorágine que hasta el momento no habíamos experimentado como grupo, pero el resultado final nos brindó en una satisfacción enorme, dejándonos con las ganas de continuar aprendiendo en este rubro. 

 No podemos obviar los agradecimientos: a Guille Beluzo y Nico Testoni, quienes nos confiaron el espacio y nos dieron una gran mano en poder organizar esta locura. A Falsa Dicotomía por compartirnos su hermosa música y su tiempo, que cada vez se hace más valioso. Al área de cultura de Activa, que nos ayudaron a contactar a los feriantes. A Julián Harari, quien de forma desinteresada nos brindó unas fotografías hermosas que atesoramos y logramos compartir con ustedes en nuestras redes sociales.

 Y obviamente agradecerles a ustedes, quienes participaron de la causa, porque son el motivo de nuestra satisfacción. Nada podría haber funcionado sin la predisposición, el compromiso y el cariño demostrados. Agotaron las entradas en un abrir y cerrar de ojos, y participaron activamente en cada propuesta que iniciamos durante el evento. Nos dan la motivación necesaria para continuar en este camino que de a poco estamos emprendiendo.

 Los esperamos a todos en la segunda edición. El castillo nos está aguardando.